El coche eléctrico constituye una pieza clave para lograr los objetivos de movilidad urbana fijados, tanto por la Unión Europea en su estrategia sobre transporte, que plantea la eliminación de los vehículos que utilicen combustibles tradicionales de forma progresiva, antes en todo caso del año 2050.
Los planes de la Unión Europea pasan por reducir a la mitad el uso de automóviles de carburantes convencionales hasta el año 2030, como paso previo a su progresiva sustitución en el horizonte de 2050. Además, la UE plantea que el transporte de mercancías en los principales centros urbanos esté libre de emisiones de CO2 y gases contaminantes.
Los planteamientos de Bruselas tienen su origen en los elevados índices de contaminación que se registran en las grandes ciudades, agravado por la emisión de óxido nitroso, partículas sólidas y contaminación acústica. Todo ello, afecta gravemente a la salud de los ciudadanos. Además, se estima que en el año 2050, más del 70% de la población mundial vivirá en las grandes urbes, por lo que la presión de los vehículos sobre las personas se hará cada vez mayor.
En este contexto, el vehículo eléctrico se constituye como principal solución de movilidad en el ámbito urbano, sin olvidar las mejoras tecnológicas en los motores de gasolina y diesel. No obstante, para conseguir una reducción del 90% de las emisiones de CO2 y de las partículas contaminantes, son necesarios vehículos con ‘emisiones cero’.
Los planes de la Unión Europea pasan por reducir a la mitad el uso de automóviles de carburantes convencionales hasta el año 2030, como paso previo a su progresiva sustitución en el horizonte de 2050. Desde el punto de vista de la ingeniería se trata de una verdadera revolución. Ha supuesto un cambio de paradigma en los modelos de transporte para nuestra sociedad.
La revolución verde del automóvil está muy próxima. El coche eléctrico tiene futuro, aunque antes hay que resolver ciertos retos, como la disposición de buenas redes de suministro y recarga, el desarrollo de baterías con más autonomía o el perfeccionamiento de los motores eléctricos.
Las autoridades públicas y la Gobernanza deberá de proporcionar las condiciones adecuadas, tanto desde el punto de vista fiscal, incentivando la adquisición de este tipo de vehículos, como de dotar geográficamente de la infraestructura necesaria para los punto de recarga de los mismos.