Las ciudades se enfrentan a crecientes necesidades de una mejor cohesión económica y social, debido principalmente de las amenazas del cambio climático. Las infraestructuras son un factor esencial en este proceso. Muchas de estas infraestructuras se han quedado obsoletas y otras son necesarias para reactivar la economía y la sociedad. En efecto, nos faltan infraestructuras relacionadas con las carreteras, ferrocarriles, puertos, agua, energía…constituyendo uno de los grandes desafíos que actualmente tenemos.
A estas infraestructuras se unen otras más de carácter tecnológico, como son las redes de distribución de la energía, así como como las redes propias de las telecomunicaciones e internet, que son fundamentales para el desarrollo económico y social por su importante aportación al PIB de los estados.
Una especial incidencia adquiere el desarrollo de estas infraestructuras en los países en vías de desarrollo, ya que el desarrollo de las mismas puede suponer una mano de obra para los ciudadanos de estos países que hará que no se desplacen a otros países en busca de trabajo. Según señala McKinsey , “el mundo necesita aumentar la inversión en transporte, energía, agua y sistemas de telecomunicaciones de 2,5 billones de dólares al año a $ 3.3 billones cada curso hasta 2030 sólo para apoyar el crecimiento económico proyectado a escala mundial. Es decir, para mantener el pulso y que la próxima crisis no la provoque la falta de infraestructuras”.