En medio de una economía que no sabemos con certeza que es lo que va a suceder, donde se ha puesto de manifiesto en muchos casos somos incapaces de afrontar con rigor algunos de los más importantes desafíos que actualmente tenemos, como son el cambio climático, la eficiencia energética, los recursos naturales, el empleo, e incluso la misma gobernanza nacional que nos ha tocado vivir.
La situación económica actual, sin precedentes en muchos años, hace que tengamos que reflexionar sobre muchas cuestiones relativas a la forma y medios que estamos empleando para combatir de forma adecuada estos desafíos que acabamos de mencionar. Los retos derivados del clima y de los recursos naturales requieren de la adopción de medidas importantes que requieren de un verdadero tránsito de pensamiento entre todos los actores inmersos en este proceso de desarrollo. Se percibe claramente como el cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos extremos cada vez con mayor frecuencia en todo el mundo, que están provocando daños tanto a la agricultura, a las edificaciones de todo tipo y por tanto a la economía en general.
Los desafíos ecológicos, medio ambientales y energéticos van de la mano, son muchos los intereses que están en juego, sus interrelaciones en algunos casos son contradictorias, y se requiere la adopción de enfoques integrales y holístico capaces de conjugar los diferentes intereses en juego, pero también los objetivos estratégicos que han sido definidos. Ahora bien, la delicada situación medioambiental a nivel global: la contaminación, los fenómenos meteorológicos adversos, la desertización…..hace que tengamos que no perder tiempo en hacer un uso controlado de la energía, de los recursos naturales y de las materias primas.
Ello pasa ineludiblemente por la realización de nuevos comportamientos, ya sean políticos, económicos y de la ciudadanía (Innovación Social) a favor de ese desarrollo sostenible e inclusivo. Para ello hace falta un verdadero “Tránsito de Pensamiento” para la construcción de una sociedad basada en el conocimiento y en la innovación, que bastante tiene con preocuparse en resolver algunos de los graves problemas que actualmente tenemos, ya sean medioambientales, de población, de conflictos bélicos….como para comportarnos con cierta miopía política e institucional, sin que nos demos cuenta que, una vez más, caemos en los mismos errores y en su historia más reciente.
La transición de pensamiento hacia un desarrollo sostenible/resiliencia requiere de otras cuestiones que no tienen que ver con todo lo anterior. Requiere de la creación estructuras de apoyo técnico, herramientas e instrumentos de evaluación, seguimiento en los análisis de los sistemas de apoyo a la toma de decisiones, indicadores, así como proyectos piloto y de cooperación en un desarrollo urbano sostenible e inclusivo, donde la inteligencia colectiva puede jugar un favor fundamental a la política pública.