La contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud. Mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire los países pueden reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma.
Cuanto más bajo sean los niveles de contaminación del aire mejor será la salud cardiovascular y respiratoria de la población, tanto a largo como a corto plazo. Más de 1.000 millones de personas sufren cada año la contaminación de aire en todo el mundo. Se calcula que cuesta alrededor del 2% del PIB en los países desarrollados y5% del PIB en los países en desarrollo.
La contaminación ambiental implica cinco tipos principales de contaminación: Aire, agua, suelo, ruido y contaminación lumínica. Las estimaciones de la OMS sugieren que los factores ambientales causan alrededor del 25% de la muerte y la enfermedad en todo el mundo, llegando al 35% en regiones como el África subsahariana. En China, sólo el 50% del agua urbana cumple con el estándar de calidad.
Afecta la calidad de vida, pero puede convertirse en un problema de salud a largo plazo, lo que ha llevado a muchas ciudades a preocuparse cada vez más en implementar una serie de medidas relacionadas con mejorar la calidad del aire, que los poderes públicos deberán velar mediante la puesta en práctica de innovaciones en esta área de actuación.
La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) señala que la contaminación del aire puede reducir la esperanza de vida de los europeos hasta en tres años. Según indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), si no se toman medidas, dentro de dos décadas el ozono troposférico causará en zonas urbanas casi 30 muertes prematuras por cada millón de habitantes (hoy en día provoca nueve).