Una impresora 3D es una máquina capaz de realizar réplicas de diseños en 3D, creando piezas o maquetas volumétricas a partir de un diseño hecho por ordenador, descargado de internet o recogido a partir de un escáner 3D. Surgen con la idea de convertir archivos de 2D en prototipos reales en 3D. Comúnmente se ha utilizado en la prefabricación de piezas o componentes, en sectores como la arquitectura y el diseño industrial.
En la actualidad se está extendiendo su uso en la fabricación de todo tipo de objetos, modelos para vaciado, piezas complicadas, alimentos, prótesis médicas (ya que la impresión 3D permite adaptar cada pieza fabricada a las características exactas de cada paciente), etc. La impresión 3D en el sentido original del término se refiere a los procesos en los que secuencialmente se acumula material en una cama o plataforma por diferentes métodos de fabricación, tales como polimerización, inyección de aporte, inyección de aglutinante, extrusión de material, cama de polvo, laminación de metal, depósito metálico…
Estamos ante una auténtica revolución que permitirá poder crear cualquier cosa. Esto supone un cambio de paradigma en nuestra sociedad, que nos afectará en nuestra estructura de pensamiento, ya que por ejemplo, una impresora 3-D podrá construir edificios, prótesis… El almacenamiento de productos desaparecerá, ya que lo único que se precisará será tener una impresora y material para imprimir. Esto permitirá una auténtica democratización en cuanto a u utilización y posibilidades de actuación por parte de la ciudadanía.
En nuestras manos está la posibilidad de encontrar un adecuado planteamiento estratégico entre todos los actores involucrados en el proceso de desarrollo, en especial a la ciudadanía, en donde la Gobernanza Institucional deberá regular, incentivar y facilitar esta nueva tecnología a favor del desarrollo económico y social.