La identidad de una ciudad es más que un resultado de la planificación y diseño de espacios. Incluye cómo las interacciones culturales y sociales definen un lugar. El objetivo es crear espacios públicos que mejoren la habitabilidad, la salud y el bienestar. Se trata de recurrir a un marketing por el que las ciudades compiten en un escenario de carácter global, que permita una mejor competitividad de la misma, con el fin de atraer un conjunto de características que sean atractivas para la vida en sociedad.
De esta forma, nos referimos a diferentes tipos de identidades: Identidad cultural, nos referimos al conjunto de peculiaridades propias de una cultura o grupo que permiten a los individuos identificarse como miembros de este grupo, pero al mismo tiempo diferenciarse de otros grupos culturales. La identidad cultural comprende aspectos tan diversos como la lengua, el sistema de valores y creencias, las tradiciones, los ritos, las costumbres o los comportamientos de una comunidad. Este conjunto de particularidades, patrimonio y herencia cultural de la colectividad, es lo que viene definiendo históricamente la identidad cultural de los pueblos.
La identidad cultural sirve como elemento cohesionador dentro de un grupo social, pues permite que el individuo desarrolle un sentido de pertenencia hacia el grupo con el cual se identifica en función de los rasgos culturales comunes. No obstante, la identidad cultural no es un concepto fijo sino dinámico, pues se encuentra en constante evolución, alimentándose y transformándose de manera continua de la influencia exterior y de las nuevas realidades históricas del pueblo en cuestión.
Conviene también recordar que la identidad cultural, pese a que generalmente está ligada a un territorio geográfico particular o a una nación, puede persistir en los grupos o comunidades que se encuentran fuera de su país, como los refugiados, los emigrantes, los desplazados o los exiliados. Asimismo, un individuo puede identificarse con más de un grupo cultural, o con varias identidades culturales dentro de un grupo más o menos homogéneo, lo que vendría a dar paso a la interculturalidad. En nuestras manos está por encontrar un equilibrio entre la identidad cultural e innovación abierta a las personas y a la sociedad, solidaria e inclusiva.