La participación de las partes interesadas, incluida la participación de las Nos encontramos en un momento de transformación económica, social, medioambiental y política. En medio de una economía difícil de comprender, en una sociedad sin demasiados valores y en donde se ha puesto de manifiesto que en muchos casos, somos incapaces de afrontar con rigor algunos de los más importantes desafíos que actualmente tenemos, como son el cambio climático, la eficiencia energética, el empleo, la inmigración, conflictos territoriales y la seguridad, entre otros.
Así, podemos ver a nivel internacional, como diferentes organizaciones, como por ejemplo, las Naciones Unidas han conseguido muchos logros en el curso de sus 70 años de existencia. Al prevenir una guerra mundial, defender los derechos humanos, proteger el medio ambiente, erradicar enfermedades y en general mejorar en todo el mundo las condiciones de vida de muchas personas.
Ahora bien, quedan muchas cuestiones por resolver, los conflictos en todo el mundo y las tensiones bélicas son constantes en determinadas zonas del planeta, las cuestiones territoriales siguen candentes, el problema del medio ambiente, la contaminación, la falta de democracia y el respeto de los derechos humanos, la protección de los recursos naturales del planeta y la pobreza extrema en algunos países, entre otros, requieren de un liderazgo político fuerte, en el que en muchas ocasiones, se nota la debilidad de esta institución en el concierto internacional.
La Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible representa una inversión colectiva mundial en el futuro bienestar de la humanidad. En ella se afirma, entre otras cosas, que “no puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible”, en donde una buena gobernanza y un liderazgo político adecuado es un requisito fundamental. Por su parte, la falta de un liderazgo claro en la UE, principalmente, como consecuencia del escepticismo de la políticas desplegadas en estos últimos años, ha sido una constante, amortiguada en parte, gracias al SI a Europa de Francia en 2016 que consiguió por menos aguantar constantes críticas relacionadas con el fracaso del euro, la incapacidad manifiesta para atajar con éxito el fenómeno migratorio y la consiguiente crisis europea de los refugiados, así como las constantes críticas que parte de mucha gente hacia el exceso de burocracia de esta Institución Europea.
La complejidad de las instituciones comunitarias, muchos Estados que lo integran, diferentes sistemas bancarios, monetarios, fiscales…algunas veces sin mucha complicidad y unidad, ponen en tela de juicio la misma institución comunitaria. Se tiene la impresión muchas veces, de que las Instituciones, tanto mundiales, europeas, nacionales y regionales no están a la altura de las circunstancias, y se adolece de un conocimiento profundo sobre la identidad de la institución a la que representa. Europa y el mundo en general necesitan tener unos valores, principios y un liderazgo importante, como nunca antes se había precisado. La situación actual, en especial la situación pre-bélica en la que nos encontramos pone en peligro nuestra propia existencia.