El modelo de movilidad urbano es hoy insostenible: es altamente contaminante, requiere enormes infraestructuras y gran cantidad de suelo. Un modelo que además, se basa fundamentalmente en el uso del vehículo privado y en combustibles fósiles (en el 97% de los casos en el petróleo). La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) señala que la contaminación del aire puede reducir la esperanza de vida de los europeos hasta en tres años. Según indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), si no se toman medidas, dentro de dos décadas el ozono troposférico causará en zonas urbanas casi 30 muertes prematuras por cada millón de habitantes (hoy en día provoca nueve). Las autoridades locales y regionales de todo el mundo se enfrentan a desafíos similares en relación con la movilidad. Controlar el cambio climático, facilitar el comercio internacional, tratar el problema de seguridad del abastecimiento energético, asegurar un flujo de transporte sin interrupciones y garantizar la equidad social son cuestiones de importancia a nivel mundial.
Hace falta una integración eficaz, la interoperabilidad y la interconexión entre diferentes redes de transporte son elementos clave de un sistema de transporte eficiente. Unas modalidades de transporte público asequibles y favorables a las familias son fundamentales para animar a los ciudadanos a depender menos del coche, a utilizar el transporte público, a pasear y utilizar la bicicleta más a menudo, y a considerar otras formas de movilidad, como los vehículos multiusuarios y el uso compartido del coche o de la bicicleta. Los principios de la movilidad urbana sustentable muestran como el transporte en las ciudades puede fortalecer el binomio “desarrollo urbano y transporte” de manera sostenible. La bicicleta, además de promover la salud de la persona, es un medio eficiente y barato para moverse dentro de la ciudad. Las ciclo vías facilitan el acceso de personas a otros espacios de trabajo o estudio, además de permitir la práctica deportiva.
La movilidad urbana preocupa cada vez más a los ciudadanos. Nueve de cada diez europeos consideran que la situación del tráfico en la zona donde viven debería mejorar. El medio de transporte que elegimos para desplazarnos va a afectar no sólo al desarrollo urbano futuro, sino también al bienestar económico de ciudadanos y empresas. Las zonas urbanas se están convirtiendo en laboratorios para la innovación tecnológica y organizativa, para suscitar cambios en las pautas de movilidad y para encontrar nuevas soluciones en materia de financiación.
Para la UE es importante compartir soluciones innovadoras en relación con las políticas locales a favor tanto de las empresas de transporte como de los usuarios, que garanticen la eficacia del sistema europeo de transporte mediante una integración eficaz, la interoperabilidad y la interconexión. A este respecto, la contribución del coche eléctrico en esta área de movilidad urbana va a ser fundamental en los próximos años…
La responsabilidad en materia de políticas de movilidad urbana recae principalmente sobre las autoridades locales, regionales y nacionales. No obstante, las decisiones a nivel local no se toman de forma aislada, sino en el marco establecido por la política y la legislación regional, nacional y de la UE.