El derecho a la privacidad y a la protección de los datos personales es un derecho ampliamente reconocido por diferentes organismos internacionales, tales como la UE y la ONU, entre otros, que tratan de llevar dichos derechos al ámbito de internet.
Hay que promover y proteger el derecho a la libertad de opinión y de expresión. El cifrado y el anonimato, tanto junto como separado, puede ser útil para proteger las opiniones y las creencias. Esto hace que numerosos países reclamen el acceso a las comunicaciones encriptados, un derecho indispensable especialmente en entornos políticos, sociales, religiosos o legales. El encriptado garantiza la privacidad de los mensajes enviados, ya que sólo permite el acceso a su contenido a los destinatarios, evitando que otras personas, entidades u organizaciones espíen las comunicaciones. A esto se unen voces discordantes en torno a la posibilidad de romper este derecho por la comisión de hechos delictivos, donde las empresas tecnológicas permitan el acceso a la información en aras a la seguridad.
Así, las normas por ejemplo de la UE sobre protección de datos personales y privacidad en las comunicaciones electrónicas abarcan la comunicación por internet, como el acceso a internet, y la comunicación a través de las redes de telefonía móvil y fija. Este Reglamento de Protección de Datos pretende, por un lado, devolver a los ciudadanos el control sobre sus datos personales en un mundo dominado por los teléfonos inteligentes y las redes sociales y donde la banca por Internet y el comercio online están a la orden del día. Por otro lado, también se pretende mejorar la seguridad en cuanto a la legislación para las empresas que operan dentro de la Unión Europea, con el fin de impulsar la innovación y el desarrollo futuro del mercado único digital.
La principal novedad introducida por el Reglamento de Datos es la unificación de todas las leyes de la UE en materia de privacidad y protección de datos, así como el derecho al “olvido”, en donde en determinados casos, se tiene el derecho a pedir a los responsables del tratamiento que corrijan, supriman o bloqueen datos sobre ti mismo, todo ello adaptado a la nueva era digital. La protección de este derecho fundamental ha sufrido últimamente algunas consideraciones como consecuencia de los ataques terroristas en todo el mundo, que ha planteado un nuevo reto: a que damos más valor a la privacidad o a la seguridad, cuestión que debemos valorar en su justa medida.